Cantando bajo la lluvia
1995 en plena crisis en México y con todo el amor por el Teatro se reúnen 3 grandes amigos a compartir sus sueños (Ana María Collado, José Posada y Héctor Arroyo) y en este compartir de sueños toman como compromiso recuperar el amor por el teatro musical en México que después de Cats se había perdido.
Con todo ese cariño por el buen teatro musical deciden crear una de las obras que han dejado huella en el teatro musical en México, siendo multipremiada por la crítica especializada con 23 reconocimientos y ovacionada por el público mexicano y extranjero.
En este laborioso y exhaustivo proceso por crear una de las más grandes obras cinematográficas llevadas a la escena, se crea la casa productora “Producciones Estelares”, en la cual se une Marco A. Galindo, y junto con diversos asociados y amigos se emprende esta maravillosa aventura la cual daría grandes satisfacciones inesperadas, así como amigos que dieron todo su apoyo para que Cantando bajo la lluvia se convirtiera en todo un suceso teatral que generara un sinfín de sonrisas y alegrías.
Grandes amigos como Amalita Gómez Zepeda (Socia Honoraria de Grupo Televisa), Janett Arceo, Reynaldo López, Ma. Antonieta Jiménez Cano, fueron apoyos muy importantes para dar a conocer este importante musical.
Cantando bajo la lluvia fue una obra que se fue recomendando principalmente de boca a boca y en donde el público se ponía de pie todas las noches. Sin necesidad de paleros.
Dentro de las funciones hubieron anécdotas que son gratas recordar. Alguna vez no llovió en el momento indicado y al final de la obra salieron Ana María Collado y Marco Galindo a invitar a todos los presentes a quedarse a presenciar el número de Cantando bajo la lluvia, diciendo que en el Teatro Silvia Pinal si llovía. La reacción del público fue increíble, pues ninguno de los que habían disfrutado del espectáculo se había parado de su butaca, ovacionando después el número de pie.
En otra ocasión el sistema hidráulico de la lluvia tuvo un problema y llovía solo en la mitad del carro, se les hizo fácil conectarse a la toma de los bomberos, imagínense la mitad del triángulo llovía agua templada y en la otra mitad agua helada.
Y así algunas divertidas situaciones en la cuales el público ni enterado estaba.
Gracias a todos los que creyeron en nosotros.
Héctor Arroyo